Hace unos días me invadió el optimismo con sus morteros de inocencia y sus misiles concordia-ilusión. Y saqué una entrada en la que invitaba a los lectores del blog a aportar modelos de sociedad para esta nueva era postcapitalista. Estaba soñando, que no es malo. Pero de reojo debemos estar también atentos a la retaguardia. Ya hay síntomas evidentes de que el capialismo ultraliberal no va a dar su brazo a torcer. Todo lo contrario. Aunque nos parezca la cumbre de la desfachatez, ya se está postulando y consgrando como "alternativa".
Hoy los congresistas que hace apenas unos días tumbaron el pan de rescate del jefe americano han cambiado de opinión y han aprobado este plan. Ya hemos contado que el famoso rescate consiste en consagrar un "bonito" principio que tiene mucho éxito como concepto: "privaticemos los beneficios; socialicemos las pérdidas". Esta frase parecía una broma de mal gusto, una sentencia ingeniosa para satirizar la medida. Pero estoy seguro de que los "think tanks" (instituciones muy bien pagadas por los ultraconservadores en Estados Unidos para que profesionales de todos los sectores inventen nuevas ideas conservadoras y se las hagan masticar a la población) de la ultraderecha neoliberal ya están trabajando sobre el modo de crear la doctrina que justifique este principio. "Todo por forrarnos", vamos. Sobre esa doctrina, una vez confeccionada, se asentará el capitalismo del siglo XXI, el Supracapitalismo.
El modelo, de hecho, no es nuevo: antes (en el siglo XX) estos poderosos triunfaron sobre un modelo bipolar, según el cual, el que no compartía sus métodos de explotación del planeta, era simplemente considerado "comunista". El caso es que supieron hacerlo bien y nadie quería vivir cerca de un comunista. En los años 50, muchos ciudadanos americanos realmente creían que físicamente los comunistas eran diferentes a los "normales". Muchos ciudadanos corrientes fueron procesados, perseguidos hasta conseguir confesiones imposibles, algunas incluso graciosas.
Hay que encontrar un sustituto rápidamente. Hagan sus apuestas: ¿a que ya conocemos el sustituto del comunismo o comunista? estaba cantado. También acaba en ismo o ista. Agarrémonos que vienen curvas, desháganse de sus libros de escritores honestos, poemas de amor, cantos a la negación del sistema etc...porque todos los que nos oponemos a su expolio seremos considerados, un día, -istas.
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