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Bienvenid@s.En este blog tratamos de seleccionar, analizar y difundir la información útil de actualidad desde el compromiso con valores que priman la justicia social y la igualdad de todas las personas. Intentamos eludir la censura que muchas empresas editoras aplican a sus propios contenidos periodísticos para que no entorpezcan sus objetivos económicos y/o políticos. Necesitamos una nueva forma de transmitir la información y este puede ser un buen formato para empezar de nuevo...

jueves, 12 de abril de 2007

¿A quién beneficia la polémica?

En la entrada anterior abordamos el papel de la polémica en los medios de comunicación. Son uno de los principales ingredientes del periodismo de hoy, para nuestra desgracia.

La confrontación de opiniones no es mala por sí misma si alimenta un debate sano y sobre todo real, no sostenido artificialmente. El problema surge cuando, como ocurre actualmente con frecuencia, los medios de comunicación prescinden de su deber de corroborar los datos que les facilitan sus fuentes y se centran exclusivamente en contraponer los argumentos. En algunos casos incluso aunque uno de esos argumentos sea total y descaradamente descabellado y atente contra el sentido común.

De este modo es muy frecuente que parte de la prensa, sobre todo la que hace información política, caiga en lo que en comunicación llamamos despectivamente "guerra de declaraciones". Que alguien declare el Día Mundial sin Guerra de Declaraciones" y habrá llegado la paz al mundo en un sólo día.

Este recurso periodístico no sólo es nocivo, sino completamente inútil para enterarse de verdad de lo que pasa, que es la esencia de la utilidad del periodismo. En una guerra de declaraciones el periodista se limita a trasladarnos casi literalmente las declaraciones que realizan dos o tres personas, generalmente contrapuestas. Eso sí, sin molestarse siquiera en aclarar al lector que lo que dice una de las partes es una idiotez. "Ah, es que yo soy imparcial", pueden responderte estos inmisericordes informadores. Falso, eres parcial si otorgas a una mentira evidente la misma categoría que has otorgado al que actúa con sensatez, al que dice cosas creíbles. Para eso está el periodista: para filtranos a los lectores la información. No hay que estar en contra de que se citen las declaraciones, pero sí advertir al lector de que una de las opiniones no puede ser cierta por motivos que el periodista ha comprobado por sí mismo. Ese es el valor añadido de nuestro trabajo, así que os recomienndo fervientemente, escasos lectores, que huyais de estas informaciones, y os fijeis más en los análisis de prensa. Por cierto, un género periodístico casi inexistente en España.

2 comentarios:

Sobrevalorado dijo...

Bien dicho. Siga usted por ahí y desenmascare a todos esos farsaantes que se dicen periodistas.

Eso sí, si se queda usted sin trabajo va a tener que montar una autoescuela.

Daniel dijo...

Pues tiene usted razón, amigo Rafa, voy a tener que ir pensando en montar otro chiringuito porque el periodismo está en crisis de la buena. Lo último ha venido con lo de las preguntas directas de la gente, que han dejado al descubierto la fuerte censura y represión que se autopractican los medios

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