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lunes, 24 de noviembre de 2008

Otra de lenguajes robados

De vez en cuando abordo en este blog la cuestión del lenguaje político, porque ha sido determinante para decantar el voto en los países occidentales en las últimas décadas, especialmente en Est*dos Unid*s. El que quiera puede consultar en entradas anteriores lo dicho sobre George Lakoff, o sobre el storytelling (contar cuentos)como métodos más novedosos de enfocar el lenguaje político. En una entrevista que publica hoy el diario Público, hallamos otra interesante aportación: una entrevista al intelectual estadounidense Thomas Frank.

Este autor es un gran experto en el análisis de por qué las clases más humildes de Estados Unidos votan a la ultraderecha. El "contragolpe", concepto que aborda en su libro "¿Qué pasa con Kansas?", es el nombre que Thomas da a una ofensiva con la que la ultraderecha americana consiguió vender entre estas personas la idea de que ser profesor de matemáticas, abogado, intelectual, artista etc...era formar parte de una élite. Es decir, eran unos niños pijos apartados del americano medio, que es un rudo labrador y ganadero que suda el pan que come, heterosexual, con hijos, con esposa sumisa, con rifles en la casa para defender a los suyos, erc.... Se creó así, de la nada, una nueva lucha de clases, pero esta vez dirigida por la ultraderecha, mediante una hábil apropiación indebida de un método de movilización popular tradicionalmente izquierdista. Thomas llama a esto "lucha de clases invertida", que también se da claramente en los suburbios de las grandes ciudades europeas.

En España, el ejemplo más parecido que tenemos es la Comunidad de Madrid, donde una ultraderecha de manual está arrasando todo el sistema sanitario público, entre otras muchas garantías sociales y públicas, para instaurar un "régimen" privado de prestación de servicios esenciales, financiado en parte con dinero público. Un robo de recursos públicos en toda regla.

Las políticas que se ponen en marcha por parte de estos gobiernos de ultraderecha en Estad*s Unid*s están arruinando ciudades y regiones enteras, y sumergiendo en la pobreza y en la bancarrota a esos votantes. Está llegando a niveles tan insostenibles que ya están empezando a minar esa lucha de clases invertida o contragolpe (caso de lo ocurrido con la inundación de New Orleans). Thomas explica que esa paradoja (que voten por gobiernos que los están destrozando) se debe principalmente a que en Est*dos Unid*s, todavía, el capitalismo de libre mercado no se discute. ni los periodistas, ni los expertos que salen en la tele ni los políticos se atreven a poner en tela de juicio los principios fundamentales del capitalismo más reaccionario debido a que existe un serio "riesgo" de que pierdan su prestigio. Es decir, y esto es muy importante, ninguno de esos votantes es capaz de relacionar el deterioro de su vida y de su comunidad con el sentido de su voto. Al contrario, se rascan la cabeza y se dicen así mismos :"si lo hago todo bien, voy a la iglesia los domingos, tengo mis rifles y pistolas en casa, mis hijos no se relacionan con gente de mal vivir y voto a los republicanos.."

Afortunadamente hay esperanza: la mal llamada crisis ha quitado muchas vendas: hasta el "honrado labrador" que pone el árbol de navidad en diciembre se da cuenta de que el atavismo antiestatal de los ultras vale sólo para los pobres, pero tiene reglas diferentes si los que lo pasan mal son los ricos.

Urge insistir en la importancia del lenguaje político. Si la ultraderecha se ha llevado años urdiendo este sofisticado contragolpe, esta "guerra de valores", hay que aprovechar ahora, cuando están más débiles, para encontrar el lenguaje que nos quite los complejos y nos de la victoria...

Yo propongo que insistamos siempre, en nuestros círculos, en la dicotomía pobre/rico, que es muy fácil de entender. Esta dialéctica fue prácticamente desterrada de nuestro vocabulario por la victoria silenciosa de esos ultraconservadores empeñados en redirigir la lucha de clases en forma de lucha de valores. Poco a poco, coloquemos sin vergüenza el mensaje de que ser rico está mal, que supone la apropiación de recursos que no son necesarios para vivir y que impiden a otros alcanzar los recursos indispensables para su supervivencia. Nadie merece ser rico por mucho que trabaje o sepa. Y es fácil explicarlo con palabras que todo el mundo entiende: Porque el límite de tu riqueza está en que no dejes en la miseria a otros. Como tenemos reciente el estupor mundial por los sueldos de los directivos que han causado todo este lío,tenemos más fácil colocar el mensaje.

Más argumentos sencillos: no mereces ser rico sólo porque sepas mucho de microchips espaciales, o porque seas un hacha invirtiendo dinero en la bolsa. Es así de claro, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Tu compensación, si la mereces, debe estar en otro sitio, no a costa de la miseria ajena...

Otra: el rico no crea riqueza, la quita. El moderno empresario que gana mucho y genera mucho empleo, lo está destruyendo en otro sitio. Es así de fácil: por cada uno que crea en Conneticut, está destruyendo recursos y riqueza (es decir, empleos) en varios países del mundo. Y el empleo de mala calidad que genera en países del tercer mundo supone eliminar las posibilidades de esas personas de alcanzar un modo de vida más digno, acorde con la calidad de los recursos que tiene su país.

Normalmente los ricos acuden a esos países a dar empleos baratos porque previamente han comprado con un poco más de dinero a los políticos locales corruptos.

Si se lucha contra los corruptores (no sólo contra los corruptos), la gente dejará de malvivir con empleos basura.

Y que cada uno vaya puliendo sus propios mensajes...

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