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Bienvenid@s.En este blog tratamos de seleccionar, analizar y difundir la información útil de actualidad desde el compromiso con valores que priman la justicia social y la igualdad de todas las personas. Intentamos eludir la censura que muchas empresas editoras aplican a sus propios contenidos periodísticos para que no entorpezcan sus objetivos económicos y/o políticos. Necesitamos una nueva forma de transmitir la información y este puede ser un buen formato para empezar de nuevo...

martes, 25 de noviembre de 2008

Pistas para reconocer a los culpables

A la gente le cuesta movilizarse por los efectos de esta mal llamada crisis que se nos viene encima. Y no es por falta de cabreo. Es porque casi nadie conoce a los culpables.

En la revolución francesa todo el mundo sabía quiénes eran los culpables: vestían de otro modo, difícilmente se mezclaban con el resto del pueblo, adoptaban diferentes costumbres, reciban diferente educación. Había clases sociales tan diferentes y, sobre todo, tan diferenciadas, que las vidas de sus miembros transcurrían en paralelo, cruzándose sólo para que unos sirviesen a los otros, y así eternamente, puesto que difícilmente se podía traspasar el umbral de cada clase.

En la revolución rusa ocurría lo mismo: era físicamente posible saber quiénes eran los enemigos en tanto que conformaban estamentos sociales. El dueño de las fábricas era el explotador de los trabajadores y no se ocultaba de ello, el dueño de los campos era el explotador de los campesinos...la familia del Zar vivía en otro planeta ajena a los sufrimientos de un pueblo sin derechos...

Pero ahora no. Nuestros opresores viven entre nosotros, se parecen a nosotros, o mejor dicho, nos seducen para que queramos parecernos a ellos. Son conscientes de que sólo manteniéndonos anestesiados, embelesados, se salvarán. Por eso invitan a sus oprimidos más cercanos a jugar al golf los domingos. Convierten con ese premio a esos oprimidos privilegiados en los peores opresores. Se protegen detrás de una guardia de becarios agradecidos. Se acercan a nosotros a través de algunas revistas y programas de la tele, donde declaran que son "personas normales", "familias normales". El éxito, nos dicen, está al alcance de nosotros, sus casas y coches caros, también, y nos los enseñan. Dan conferencias caras en las que escupen a su entregada audiencia la estrategia de su éxito: mucho trabajo duro, mucho respetar y aprovechar las leyes del mercado y mucho pisar a los demás, pero con todo el cariño: para eso donan grandes cantidades a causas benéficas. No digamos el medio ambiente, que lo están arreglando ellos. Ponen nombres falsos a sus atrocidades. Como dicen esos humoristas impagables que circulan por ahí: llamaron "Fondos Estructurados de Alta Gama" a lo que en realidad sólo podían llamar "Paquete con hipotecas de difícil cobro de 20 negros parados de Kentu*ky". Y así saquearon a medio mundo. Y "Operac*ón Lib*rtad Dur*dera" a una matanza indiscriminada para robar petroleo. Nuestros opresores modernos han aprendido de los errores de otros tiempos: hoy nos seducen, y cuentan para ello con una poderosa arma: el control de los medios de comunicación de masas. Si queremos parecernos a ellos ¿cómo vamos a luchar contra ellos? Empecemos por no envidiar su reloj, por despreciar su coche y por querer más toda la belleza que tenemos gratis (por ahora) a nuestro alrededor. Empezando por el/la prójimo/a.

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