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martes, 16 de septiembre de 2008

Viene la crisis, a sembrar patatas

¿Qué es la crisis?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. Pues sí, siguiendo la bromita becqueriana, la crisis podrías ser tú, con perdón. Supongo que habéis visto a esos pobres directivos de medio pelo de Lehman Brothers, el tercer chiringuito financiero más prestigioso de USA (que ha quebrado, como todo el mundo sabe), saliendo de sus humildes madrigueras con el rabo entre las piernas, asomando el bigotillo nervioso por detrás de las famosas cajitas de cartón del despedido medio americano. Esas cajitas que contienen la foto de la esposa, la amante y el perro. Dan hasta pena, con los ojillos semicerrados por la falta de costumbre de ver la luz del día un lunes por la tarde.

Esas mascotas del capitalismo financiero han provocado una crisis mundial. Igual que esos conejos que se reproducen sin medida y acaban siendo un problema de orden público, los tiernos cachorrillos del régimen llevan camino de cargarse el sistema. Enhorabuena. Ahora va a resultar que mis héroes van al curro con corbatas de Armani.

Seamos sinceros. Lo que nos preguntamos en realidad no es ¿qué es la crisis? sino qué nos va a pasar a nosotros. Lo que viene será más o menos lo que sigue: estos conejillos becarios han dejado a medio planeta sin dinero gracias a su instinto depredador y a su nhabilidad para pisar al becario de al lado. Durante años hicieron méritos para inventar estafas financieras dignas de los maestros del Shaolín que le han hecho ganar mucho dinero a sus grandes jefes. Estos grandes jefes se han quedado con el dinero de medio planeta y ahora el problema es que los bancos (sus mismas empresas) no tienen dinero líquido. A los conejillos les dieron su zanahoria (por ejemplo, fueron invitados un domingo a jugar al golf con su jefe inmensamente rico) y hoy están en el paro.

Pero han dejado un problemilla. Si no hay dinero, los bancos no pueden prestarlo. Ya han empezado de hecho unas fuertes restricciones del crédito que todos conocemos, porque ya no se dan hipotecas. La restricción del crédito es un torpedo contra la economía capitalista, porque casi todas las empresas necesitan préstamos para funcionar, dentro de la lógica de funcionamiento del "infalible" sistema capitalista. Miles de empresas cerrarán al no poder producir, y con ellas irán al paro millones de personas. Hasta aquí nada nuevo. Muchos expertos comparan esta crisis más o menos con el crack de 1929.

Ahora hay dos opciones: la buena y la mala, como en el chiste. Primero la buena: la buena es que estamos precisamente en uno de esos momentos en los que media humanidad puede introducir múltiples mejoras en el sistema que la rige. Este es el momento. Claro que esto exige cambiar mucho la mentalidad de la gente, pero como dice mi madre, a la fuerza ahorcan, uno no va al patíbulo cantando "I´m singing in the rain".

Yo aconsejo a muchos que, si pueden, se busquen un buen terrenito y aprendan a sembrar tomates y patatas. Algunos de los que leeis esto teneis algo parecido. En los próximos años deberíamos aprender a vivir sin todas esas cosas innecesarias que nos rodean. Como tampoco habrá dinero para publicidad ya no nos meterán ese coche tan bonito por las narices. No será tan difícil, ánimo.

La mala: la última crisis gorda, la del 29, se saldó con una guerra tremenda. Es un truco muy capitalista: si aumenta el paro, matemos a los parados. Vale, no es exactamente así, pero entre una cosa y la otra, a la guerra. Bueno, ya estoy cansado, seguiremos otro día, si puedo pagar la luz y el acceso a Internet.

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